• Español
  • English

CONOCE LA ATALAYA

El Parque Forestal de La Atalaya es un espacio natural bien conservado al norte del núcleo urbano de Ciudad Real. Varios factores geográficos hacen que La Atalaya sea un claro ejemplo de monte mediterráneo y un espacio único en el entorno cercano a la capital. Para más información, a continuación se exponen varios de los factores que conforman este parque para su disfrute, a la par que se profundiza en su conocimiento cultural, ambiental y científico.

Delimitación y topografía

El Parque  Forestal de La Atalaya es una sucesión de montes de escasa altitud con carácter alomado y orientación general suroeste-noreste. Las parcelas que hoy forman La Atalaya tienen una extensión por debajo de 600 hectáreas. Esta sucesión de pequeños montes va perdiendo altura a lo largo de 3,50 km desde el monte principal, donde se encuentran las antenas (715 metros s.n.m.), hasta el límite este del municipio (663-655 metros s.n.m). La anchura media de La Atalaya es de unos 2 km, aproximadamente; 1,20 km en el monte principal (oeste) y 2,40 km en la parte más ancha (centro-este).

Geología y geomorfología

La Atalaya es un monte que guarda relación con el resto del territorio calatravo, siendo definido su carácter por varios autores como “isla”, “isla natural” o “monte-isla”. Esta característica es específica de la zona de transición entre la comarca de Campo de Calatrava y La Mancha. El concepto de “isla” es causado por el levantamiento de los materiales cuarcíticos del zócalo hercínico, por encima de los materiales terciarios y cuaternarios que forman la llanura. Por esto, los materiales que aparecen en La Atalaya son principalmente las cuarcitas armoricanas del Arenigiense inferior (Ordovícico) y los materiales cuaternarios del Pleistoceno-Holoceno (gravas, cantos y bloques de cuarcitas), que forman los coluviones.

Vegetación

La Atalaya presenta una tipología de vegetación parecida a la que se puede encontrar en sistemas montañosos como los Montes de Ciudad Real, Montes de Toledo o Sierra Morena. Esta serrezuela es una de las manchas de monte mediterráneo más extensas del entorno inmediato a Ciudad Real. La serie fitosociológica que predomina en este clima mesomediterráneo es la de encinares de ombroclima seco de la subprovincia lusoextremadurense, donde se dan asociaciones de encinas, retamas, coscojas, berceos, jarales y pastizales, que en algunas zonas degradadas de este monte se sustituyeron por reforestaciones de pináceas (Pinus halepensis y Pinus pinaster), cipreses y eucaliptos. Estos procesos -algunos más positivos o negativos- han desarrollado la garriga y el bosque del monte principal llegando a ser identificadas 352 especies espermatofitas, en las cuales están incluidos algunos cultivos.

Fauna

La Atalaya actúa también en el factor faunístico como “isla biogeográfica”, pues esta serrezuela se encuentra aislada en su delimitación por cultivos, infraestructura urbana y vías de comunicación que dificultan el tránsito general de fauna, tanto de entrada como de salida. Algunos estudios han identificado algunas familias de mamíferos carnívoros como zorros (Vulpes vulpes) y gatos monteses (Felis silvestris). Además, se identifican otras especies de fauna vertebrada a partir del Inventario Español de Especies Terrestres: 15 especies de mamíferos, entre las cuales cabe destacar la liebre, el conejo y algunos roedores, 67 especies de aves reproductoras, como el rabilargo o el gorrión común, cuatro especies de anfibios, ranas y sapos en general, y ocho especies de reptiles, como lagartija ibérica o salamanquesa común.

A escasos metros al oeste de La Atalaya se encuentra una zona de importancia del Águila Imperial y el Buitre Negro, especies protegidas por estar en peligro de extinción, y la zona ZIM (Zona de Importancia para Mamíferos) de la comarca de Montes de Ciudad Real. Al sur y al norte de La Atalaya se encuentran la IBA (Important Bird Area) 206 y la correspondiente con la vega del Guadiana, respectivamente.

HISTORIA y SOCIOCULTURA

La Atalaya ha sido un espacio estratégico para los habitantes de estas tierras desde época prehistórica (Paleolítico inferior y medio). El nombre de “Atalaya” procede del uso que los musulmanes dieron a este monte como centro de observación, desde el cual el soldado “atalayero” informaba a Alarcos y a Calatrava la Vieja de los avances enemigos, y mantenía el espacio conocido como “Atalaya de Ben Cares”. Este espacio debía ser muy rico en biodiversidad y en recursos (flores, frutos, remedios medicinales, caza y miel) pues testimonios del siglo XVII así lo afirman, y desde entonces ya era un lugar de esparcimiento para los habitantes de la capital, donde, además, se deduce la presencia de manantiales de agua que daban riego a frutales. Algo, ya hoy, difícil de imaginar.

En el siglo XX, La Atalaya sufrió la mayoría de alteraciones naturales que presenta en la actualidad; la utilización privada para la caza de la zona centro y este, y el uso público de la parte oeste han sido los principales usos del suelo del monte hasta 2019, cuando el Ayuntamiento de Ciudad Real compró las casi 500 hectáreas de los terrenos privados. Hasta entonces, la parte pública, declarada como Parque Forestal en 1980, se ha utilizado como espacio verde, de esparcimiento, ocio y educación ambiental.

Paisaje

Por un lado, La Atalaya, desde el punto de vista físico, es uno de los pocos espacios naturales que, encontrándose muy cercanos a la ciudad, se mantienen en un estado de conservación aceptable. En todo caso, es uno de los que posee una fisonomía paisajística más claramente silvestre de los existentes en su término municipal. Las claves del paisaje natural de La Atalaya se vinculan con los caracteres geológicos y geomorfológicos por un lado y, por otro, con la vegetación. La presencia y conservación de la cubierta vegetal se relaciona con las pendientes de este relieve y los afloramientos rocosos de las cuarcitas que impiden o frenan el uso agrícola.

La intervención humana en la parte oeste ha transformado el paisaje, fundamentalmente modificando o eliminando la vegetación e introduciendo infraestructuras urbana. Además, las actividades humanas vinculadas al ocio se han acelerado notablemente en cuanto a diversidad y desarrollo, generando en la actualidad un espacio caótico y perturbado. En cambio, la parte central y este se encuentran bien conservadas en su mayoría con especies leñosas, arbustivas y herbáceas cercanas a la vegetación potencial (encinas, retamas, coscojas, berceos, jarales, etc.).

Por otro lado, La Atalaya es un entorno panorámico para observar gran variedad de paisajes colindantes, tanto generales (paisaje urbano, rural, natural y de ribera), como elementos específicos que forman algunos de los paisajes castellanomanchegos. Así, desde La Atalaya pueden observarse elementos del paisaje del Campo de Calatrava (volcanes o cabezos, lagunas freatomagmáticas o cerros); del paisaje de La Mancha (llanura, cultivos tradicionales, formaciones kársticas); del paisaje de Montes de Toledo y Montes de Ciudad Real (sierras de Casalobos, Malagón, Villarrubia, etc.) y el paisaje de la Vega del Guadiana, al norte de La Atalaya, diferenciado por la vegetación de ribera y láminas de agua periódicas.

Cómo llegar

A pie desde Campus Universitario por Camino de Moledores: 3,9 km./ 40 min aprox.

En coche desde Puerta de Toledo: 4,7 km./ 9 minutos aprox.

CONTACTO DE INCIDENCIAS
TELÉFONO POLICÍA LOCAL CIUDAD REAL: 092
EMERGENCIAS: 112

SUGERENCIAS E INCIDENCIAS DE MANTENIMIENTO (Concejalía de Sostenibilidad y Agenda 2030 – Sección de Parques y Jardines)
TELÉFONO: 926 216 877
EMAIL: jardines@ayto-ciudadreal.es