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Historia

El origen de Ciudad Real está estrechamente vinculado a los avatares del antiguo asentamiento de Alarcos. Los intentos de repoblación entre los siglos XII y XIII por parte de los monarcas cristianos en este lugar resultaron infructuosos. Es por ello que Alfonso X decidió fundar una ciudad en una nueva ubicación, a 9 km de Alarcos, en la aldea conocida como Pozuelo Seco de Don Gil. Esto ocurre en el año 1255. Mediante una carta puebla, pues, el rey concedió privilegios de poblamiento, definió el trazado de la ciudad y ordenó la construcción de una muralla que la rodease con 130 torres y 7 puertas, a la que se le dio el nombre de Villa Real.

El territorio en el que se fundó la ciudad era el corazón de los dominios de la orden militar de Calatrava. Alfonso X, con ello, quería contrarrestar la enorme influencia de esta orden militar, protagonista de las guerras de la reconquista, creando así una localidad de realengo sometida a su autoridad.

La población se asentó con diferentes grupos de habitantes según su religión (cristiana, musulmana y judía). Y ha de decirse que Villa Real contaba con una de las juderías más importantes de Castilla.

En la pugna con la orden de Calatrava, que fue constante desde su fundación, tuvo especial importancia la concesión del título de ciudad por parte de Juan II en 1420, como reconocimiento por su apoyo al rey contra las órdenes militares, precisamente. De este modo, a partir de este momento la ciudad pasó a llamarse Ciudad Real.

Desde su fundación hasta el siglo XV Ciudad Real vivió una época de crecimiento y esplendor. El aumento de la población y de las actividades productivas como las de la lana, el cuero o el vino, llevaron a los Reyes Católicos a privilegiar a la ciudad ubicando aquí instituciones administrativas de gran importancia. Tal fue el caso del Tribunal del Santo Oficio, que se estableció aquí en 1483. En 1494 lo haría la Real Chancillería, principal órgano de justicia del reino. Estos organismos tuvieron su sede temporalmente en la ciudad y marcaron el momento de mayor auge. A ello le siguió un progresivo declive agravado por la expulsión o conversión de los grupos de religión judía e islámica.

En 1691 Ciudad Real fue denominada capital de la comarca de La Mancha. Sin embargo, Almagro le arrebatará este puesto en 1750 al ser durante siglos la sede administrativa de la Orden de Calatrava, lo que se tradujo en un importante desarrollo de esta localidad. En 1833, finalmente, se crea la provincia de Ciudad Real, con Ciudad Real como capital.

Por su parte, la Guerra de la Independencia llega a Ciudad Real con la derrota de las tropas españolas a manos de las fuerzas napoleónicas en los puentes del Guadiana, llegando a ocupar la ciudad hasta 1813.

Ciudad Real y su provincia, durante la primera mitad del siglo XIX, vivieron una etapa de estancamiento marcado por el descenso poblacional, las malas comunicaciones, la escasa inversión y la excesiva dependencia del medio agrario. La situación comenzó a cambiar durante la segunda mitad del siglo XIX por la fuerte inversión que se hizo en las comunicaciones en esta tierra. Así, en 1861 se inaugura la primera línea de tren destino Ciudad Real-Almagro y, para dar salida a la riqueza agrícola y minera de la provincia, se complementan las líneas con conexión hacia Alcázar de San Juan, Madrid (en 1879) y Badajoz. Tal fue su desarrollo, que Ciudad Real llegó a tener hasta dos estaciones de ferrocarril. Este momento de esplendor se ve ilustrado con la construcción de algunos de los edificios más bellos de la ciudad, como el Gran Casino o el Palacio de la Diputación.

Durante la Guerra Civil, Ciudad Real permaneció en la retaguardia, en el área de influencia republicana. La ciudad fue rebautizada durante estos años con el nombre de “Ciudad Libre”.

Ya en pleno siglo XX, Ciudad Real vivió una incipiente industrialización, particularmente centrada en el sector alimentario que, como en el resto de núcleos importantes, fue acabando con los modos de vida tradicionales, ligados a la tierra. Sin embargo, la nota dominante fue la consolidación de la capital como sede administrativa y del sector servicios como su principal actividad económica. El gran proceso urbanizador de este periodo, la segunda mitad del pasado siglo, fue dando a esta ciudad su forma actual. De este momento es el característico Ayuntamiento, construido en 1976.

La fundación de la Universidad de Castilla-La Mancha en 1985 y la apertura del Campus de Ciudad Real han aportado un enorme dinamismo a la capital. No en vano, el rectorado de esta universidad regional se encuentra en Ciudad Real. Ya en las últimas décadas la ciudad ha disfrutado de un importante crecimiento demográfico y económico, no sólo por el auge de la universidad, sino por la inauguración de la línea de AVE y su estación en Ciudad Real, que proporcionó una comunicación directa y fluida, particularmente con la capital nacional.

En la actualidad, Ciudad Real ha seguido la estela del crecimiento, tanto en población, como en servicios. La capital ha superado su tradicional aislamiento posicionándose sólidamente gracias a su ubicación privilegiada y a sus buenas comunicaciones. Una ciudad moderna y habitable, que se esfuerza día a día por el bienestar de sus habitantes.